domingo, febrero 05, 2012

el crujido

Que hacen las llantas sobre la tierra, sobre la grama o en el pavimento, es único y diferente, algunos lo aprecian y otros se deleitan con él; es una de las cosas que más extrañaba de andar en trocha, ese crujido particular de la llanta en la tierra, desplazando piedras y presionándolas contra tierra, a eso sumado el sonido que realiza la bicicleta al desplazarse es una de los pocos placeres curiosamente malsanos que uno puede encontrar; mal sano en el sentido del sufrimiento que conlleva subir en una bicicleta una ladera de tierra, arena, arcilla, piedras o whatever.



Claro uno diría pero bajando uno podría disfrutarlo y no se sufre tanto, pero a la larga no es lo mismo, porque bajar a 50km/h implica un ensordecimiento del mundo dado el viento, aunque este es placentero dado el echo de: miercoles voy rápido, me voy a matar; pero no escucho que me va a matar aunque veo el piso irremediablemente solido al frente el cual puedo besar. 


La otra situación que se presenta encantadora es el hecho de enseñarle a bajar a la gente en trocha, de disfrutar el placer de desbordar la adrenalina del cuerpo en un descenso estúpidamente peligroso; es la primera vez que mi prima utiliza la bici para bajar en trocha, pero la china lo logro y se divirtió como enana y las amigas a pesar de que no tenían bicis adecuadas, y casi se matan por la falta de frenos, se gozo el paseo.



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